Normalmente las clases particulares suelen impartirse en casa del alumno, aunque tampoco es de extrañar que en ocasiones se realicen en casa del profesor; a veces incluso se opta por un entorno fuera de casa (como puede ser una cafetería o una facultad universitaria). Pero, ¿qué opción es mejor a la hora de dar clases particulares?
Clases particulares en casa del alumno
Sin duda, esta opción es la más cómoda para el alumno dado que no implica desplazamiento y, por tanto, puede aprovechar mejor sus horas libres para continuar con el estudio. Al mismo tiempo, el estudiante suele sentirse más cómodo al encontrarse en un entorno conocido y evita el riesgo de olvidarse el material necesario para el correcto desarrollo de la clase. Pero que sea la alternativa más cómoda no implica necesariamente que sea la mejor.
Si decidimos que sea el profesor quien se acerque a nuestra vivienda, debemos poder contar con un espacio adecuado. Puede ser una habitación, el salón o hasta una terraza cubierta, lo importante es que incluya una mesa o escritorio donde tanto alumno como profesor quepan cómodamente, así como una silla adecuada para ambos (por favor, padres del universo, ¡no hagáis sufrir a los profesores proporcionándoles un asiento sin respaldo o de madera sin ni siquiera un cojín! Pensad que cuánto más a gusto estén los docentes de vuestros hijos, mejor impartirán la clase ^^)
Otro aspecto a tener en cuenta es el silencio. Si no podéis propiciar tranquilidad durante el tiempo que dure la clase es mejor que sea el alumno el que se desplace a casa del profesor o a otro lugar externo. Oír de fondo a un bebe llorando sin parar, una conversación telefónica como si quisieras que la escuchara el vecino de enfrente o la canción del verano a todo volumen con la que te estás preparando la coreografía de tu trabajo como profesora de baile, NO ES RECOMENDABLE. No solo distraen al profesor (aunque éste a veces pueda sacar sus súper poderes haciendo oídos sordos) sino que fundamentalmente es el alumno el que pierde la atención, ¡y eso es lo último que queremos!
La iluminación también es un aspecto muy importante. Independientemente de que se trate de luz natural (porque afortunadamente se cuente con una ventana) o luz artificial, ésta debe iluminar la sala de estudio correctamente. Si queréis saber qué tipo de luz es la más adecuada a la hora de estudiar podéis consultar el siguiente artículo de Universia.
Y, por último, pero no menos importante, la temperatura. Parece algo obvio, pero no siempre se tiene en cuenta. El calor excesivo adormece mientras que demasiado frío incomoda. El uso de un ventilador o aire acondicionado en verano se agradece, así como encender la calefacción o un radiador en invierno debería ser obligatorio.
Clases particulares en casa del profesor
Si el alumno no dispone de un espacio adecuado que cumpla con los requisitos recomendados en los párrafos anteriores para el correcto desarrollo de las clases particulares, dar la lección en casa del profesor (siempre y cuando él sí los cumpla) es, sin lugar a dudas, una muy buena opción.
El profesor, además, contará con la ventaja de no ir cargado del material necesario para las clases (libros, cuadernos, ordenador portátil, tablet, etc.) y podrá adecuar un espacio específico de su hogar para realizar su trabajo, decorándolo de la mejor forma posible para facilitar la adquisición de conocimientos por parte de sus alumnos. Al mismo tiempo, podrá utilizar elementos de su casa, como pueden ser la televisión, la radio o hasta una videoconsola, como recursos pedagógicos para hacer las clases más entretenidas y divertidas.
Aunque la relación existente entre un profesor particular y un alumno particular puede llegar a ser muy estrecha, para evitar mezclar nuestra vida personal con la profesional es importante delimitar bien el área de nuestra casa destinada a las clases particulares. Igual que cuando tú como profesor te desplazas al domicilio de un alumno no merodeas a tus anchas por todos los rincones de su casa, sino que te limitas a ir de la entrada al área de estudio reservada a tal efecto (y en caso de emergencia, al aseo), debes exigir lo mismo cuando sean los estudiantes quienes se desplacen a tu morada.
Clases particulares fuera de casa
En el supuesto de que ni el alumno ni el profesor cuenten en sus hogares con un espacio adecuado para el desarrollo de una clase particular, impartirla en un lugar a mitad de camino de ambos puede ser la solución.
Una cafetería tranquila, preferiblemente grande por el hecho de que haya suficiente espacio entre una mesa y otra y, por tanto, podáis hablar tranquilamente sin que las personas sentadas a vuestro lado os escuchen e incomoden la lección, puede resultar una alternativa bastante atractiva. Un inconveniente de esta localización sería que tendríais que comprar algo de comer o de beber, pero (salvo que vayáis a un Starbucks) un café o un Cola Cao no os supondrá un gasto extra al que no podáis hacer frente, ¿verdad?
Otra opción válida podría ser la de quedar en una facultad de alguna universidad. Normalmente encontraréis algún espacio de trabajo en el cual podáis sentaros a disfrutar de la clase. Hay bibliotecas universitarias que, aparte de las salas de lectura, cuentan con aulas de trabajo en las que se está permitido hablar.
Seguro que hay más opciones externas donde poder dar una clase particular, si conoces alguna ¡te animo a que la compartas en los comentarios! J
¿Y si hay más de un alumno en clase?
Lo ideal es que haya espacio de trabajo suficiente para cada alumno y que puedan establecer contacto visual entre ellos al mismo tiempo que con el profesor.
Una buena distribución de las sillas sería en forma de “U”, permitiendo que cada estudiante trabaje de manera individual desde su sitio al mismo tiempo que pueda comentar y debatir con sus compañeros y profesor.
En Comparte Clase, plataforma colaborativa que conecta a gente de un mismo barrio que quiera compartir clases particulares, siempre podréis seleccionar la opción donde os gustaría dar vuestras clases particulares.
Si eres profesor puedes elegir si prefieres impartir clase en casa de tus alumnos o en la tuya; también puedes seleccionar ambas opciones si te es indiferente.
Si eres un alumno podrás elegir dar clase en tu casa, en la de otro alumno con el que quieras compartir clase o en la del profesor; y si no tienes una preferencia establecida por el lugar donde impartir las clases podrás especificarlo sin problema.
Conclusión final
En resumen, una mesa y silla cómodas, así como un espacio sin ruido son requisitos fundamentales para la correcta impartición de una clase particular. Pero no hay que olvidarnos de otros factores como la correcta iluminación y temperatura del área que reservemos para el aprendizaje.
Dicho esto, podemos concluir el artículo diciendo que la mejor opción siempre será la que cumpla con la mayoría de las características antes citadas, propiciando así un escenario adecuado que favorezca el aprendizaje del alumno.
Y vosotros, ¿dónde preferís dar una clase particular? Dejadnos vuestra opinión en comentarios ¡a ver qué opción se lleva el primer puesto! Y si se os ocurre alguna alternativa que no hayamos mencionado, no dudéis en compartirla, “sharing is caring!”